miércoles, 14 de enero de 2009

Miedos.

-Vos no sos viejita.
SOS GRANDE. Cacha es viejita. Vos sos graaande. NO VIEJITA.
Vos no vas a ser viejita...NUNCA.
viejita noo.

Y empezaste a llorar muy triste.

-Bueno, gordita. Algun dia si voy a ser viejita.

-nooooo

-Esta bien, no. Falta mucho. Dormite, mi amor.

Me dió mucha pena.
Me partió el corazón. Creo que por su cabecita,
y cómo pudo, en sus mágicos 3 añitos,
por primera vez imaginó un mundo sin mamá.

Hasta me dió un poquito de impresión,
claro, la chiquita pensaba que yo me moría ahí mismo
en caso de reconocer que era viejita.

Y me hizo pensar en mi mamá.
En las complejas relaciones de madre e hija.
La amé, fué la luz de mis ojos,
mi modelo a imitar, lo que nunca quisiera ser,
la nada misma. La odié también en más de una oportunidad.
La culpé de todos mis males.

Pero partí del amor y volví al amor.
Un círculo perfecto que cerré cuando mi hijita
me convertió en madre.

Amor hacia atras, hacia mi madre y hacia adelante hacia mi hija.
Yo, en el medio.

Me acuerdo de cuando tenía 5 años
que le decía a mi mamá:

- yo no quiero que se mueran. No quiero que me dejen.

Y pensaba que una buena posibilidad
era morirnos los 3 juntos en un accidente de auto.

Durante años temí ese momento.
Quedarte sin padres, es quedarte desprotegido, sin raíces.

Cuando murió papá, no tuve ni tiempo,
tiempo no, ganas supongo,
de pensar que el 50% de mis miedos,
se habían hecho realidad.

Cuando nació mi hija, sentí que la historia
se habia movido hacia adelante, se entiende?

Me acuerdo de cuando tenía miedo.
Recuerdo ser chica y tener esa angustia en la panza.
Abrazo fuerte a mi nena
la beso y le digo que duerma, que estamos al lado suyo.

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