
Intenten ver una pelicula de 90 minutos con una nena bocona que hace preguntas encadenadas.
-Por qué se llama Bestia?
y..por qué Bella tiene miedo? por qué tiene un vestido? Por qué hay una fiesta? Por qué? Por qué? Por qué? Por qué? Por qué? Por qué? Por qué? Por qué? Por qué?
Y la catástrofe.
-Por que la Bestia se transformó en prícipe!? A mi no me gusta eso! a mi no me gusta el Príncipe!!!
Que contestar? A mi tampoco me gustó que la Bestia se transformara en ese príncipe insulso, hervidito, re maraca. ¡si hasta la voz le cambió! ¿por queeeeé? pregunto yo.
-Me gustaba la Bestiaaaaaa.
y lloraba desconsolada. Con lagrimones.
- Ya se, mi amor, ya se que te gustaba la Bestia. A mi también.
- y por queeeeé?
Como te explico cariñito.
Por donde empiezo.
Y “qué” te digo.?
Que las chicas a veces elegimos “Bestias” aunque nos hagan sufrir.
Que los tortuosos, con secretos, recovecos, lados oscuros, son tentadores.
Qué decirte? Que la Bestia era tierna, real, gruñon tbn.
Que confusión. Si tan solo el príncipe fuera menos puto....es que la Bestia tampoco era tan fea!
Qué se yo, Princesa.
Y pienso en los príncipes y Bestias que se te van a cruzar en la vida..
sera por eso que me elegiste a mi? Porque soy medio Bestia? Bueno al menos cuando estornudo.
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