Siempre soñe con comunicarle la renuncia
al jefe de turno por medio de un grupete de mariachis.
Y mientras suena una serenata,
yo reparto besos y abrazos como una actriz de cine
y soporto las miradas envidiosas,
no las soporto, en realidad, me resbalan,
no me llegan por que irradio felicidad.
Definitivamente, si alguna vez renuncio,
va a ser un día lunes.
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