De mi padre guardo el sueter que
le regalé en su último cumpleaños
y su encendedor preferido.
De mi abuelo el chaleco que usaba
todos los días y el libro de las mil y un
noches que me leía cuando era chica.
De mi abuela, un frasco de su perfume vacío
y los sueters que me hizo y ya no se usan
o no me entran.
De mi hermana guardo un jumper
y sus títeres de caperucita.
Cuando voy a lo de mi vieja
y me siento en su cama a charlar, siempre le reviso
el cajón de su cómoda.
Me pruebo sus collares, a algunos los enrrollo
en la muñeca otros los alterno de una mano
a la otra sintiendo su peso.
Pienso en qué voy a conservar de ella, el día
en que no esté mas y en qué cosa mías
atesorará mi hija.
Será desvalorización o qué. Si tengo que decir
que es lo que más me importa conservar (a mi)
enumero las que heredé.
Siento que es tiempo de generar mis propias
cosas, tal vez mis propios recuerdos.
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